El alma resiste mucho mejor los dolores agudos que la tristeza prolongada.
Jean-Jacques Rousseau
¿Cuando fue la última vez que te sentiste triste? ¿Qué haces cuando te sientes así? ¿La evades, la confrontas, la tapas con otra emoción? ¿lloras o no?
La tristeza es una emoción básica que existe para darnos tiempo de asimilar algún cambio, pérdida o situación inesperada que nos duele y/o desconcierta mucho. A pesar de que es parte de la canasta básica, muchos de nosotros no la queremos. Es pesada. Es chupadora de energía, y es una emoción con la que no nos gusta convivir mucho porque pensamos que entre más la dejemos entrar en nuestra vida, más miserables nos volverá.
Pueees es verdad
Pero al mismo tiempo, no lo es.
La tristeza sólo se vuelve un estorbo cuando la vas cargando en la espalda. Sin hacer nada, sintiendo el peso de la experiencia, quejándote de lo pesada y fea que es, o quedándote callad@ y asumiendo “tu dolor con heroismo”. No, la tristeza como todas las emociones es una aliada que te avisa “oye, algo no está bien y necesitas darte tiempo de arreglar tu desastre”. ¿Le reclamarías a un amigo que te dijera eso? No, pero probablemente no te gustaría.
Y eso pasa con la tristeza. No nos gusta cómo nos hace sentir. Pero en vez de taparla, negarla o enojarnos con ella, te quiero dar 4 acciones que puedes hacer para aceptar la ayuda de esa emoción y crecer a partir de esa experiencia.
1. Siéntela
La mejor manera de vivir una experiencia es ponerte en la posición que esa experiencia exige. Si te dieron una mala noticia, si algo se acabó, si no conseguiste eso que buscabas, si no parece haber solución a un tema que te importa mucho… estás triste. Y la única manera de dejar que eso sea algo bueno es abrirle la puerta a la emoción. Di “estoy triste”. He visto en mi y en mis clientes que cuando lo dices en voz alta y sinceramente, empiezas a llorar. Es tu emoción expresándose. Déjala. No le pidas que se calle, no te digas “ya no llores”. Acepta que te sientes así, no le pongas filtros de pensamientos o de “deberías” que le dan en la torre a tu proceso.
Sentir la emoción es el primer paso para resolverla.
2. Habla
Ahora que ya le pusiste nombre a la emoción, exprésala.
Puede ser para ti solamente, explorar de qué se trata, por qué, qué es lo que realmente te pone triste de toda la situación. Y puedes expresarlo en palabras habladas, en palabras escritas, en poesía, en dibujo, en cuento… el alma humana tiene muchas ventanas que le gusta abrir cuando quiere dejar salir la emoción. Explóralas.
Otro modo de expresarla es hacia fuera: a tus amigos, papás, abuelos, gente que sabes que te quiere y quiere lo mejor para ti… PERO es muy importante que entiendas que el proceso de expresión, no es el de resolución. La gente que te quiere siempre te quiere dar una solución práctica y sobre todo muy rápida, porque le duele verte triste. Por favor entiende que a pesar de que sus intenciones son buenas, no es la solución que necesitas en este momento. El proceso te pide respirar un poco más, no poner vendas encima.
3. Haz otras cosas
Estoy segura de que cuando trabajas tienes al menos dos archivos abiertos en tu computadora, pues lo mismo pasa en el tema emocional. No tienes que estar concentrad@ todo el tiempo en que estás triste porque corres el riesgo de volverte tu propia víctima y de verte como perro abandonado bajo la lluvia. (bueno, al menos a mi es una imagen que me da mucha tristeza).
Lo que debes hacer mientras exploras y expresas tu emoción es seguir haciendo lo que amas hacer, aunque no tengas las mismas ganas. Cuando estás triste, tu emoción baja tus ganas de hacer cosas, pero lo peor que puedes permitirte es “soltar” y abandonar tus hobbies, tus rutinas, tus pasatiempos. Porque ¿qué vas a hacer cuando te canses de estar triste si no tienes otras actividades como alternativa? Adivinaste. Seguir estando triste. Y eso SI es peligroso. Tu mente se acostumbra y luego es más difícil sacarla de ese estado.
Así que, sigue con tu rutina. ¿Corres todos los días? ¿Es martes de póker? ¿es viernes de cenita con vino? No lo pospongas. Hazlo aunque no tengas ganas, de verdad, confía en mi.
4. Aprende a estar triste con otros
Esta es mi favorita. Tengo la fortuna de tener amigos increíbles y puedo ir con ellos cuando necesito llorar en compañía. Tal vez tú tienes una prima, una novia, un marido, o unos amigos maravillosos como los míos, que no te dicen “ya no llores” sino que te sirven más café mientras te escuchan y después de ubican en la realidad. No hay nada mejor que tener un espejo que amas ¿qué es eso? una persona que te refleja lo que estás diciendo, haciendo y pensando y te da una opinión o un consejo basado en el amor que te tiene y en que quiere lo mejor para ti. Una persona que te quiere y te refleja lo que está pasando, puede decirte con honestidad y claridad si estás exagerando, lo que él o ella vivió cuando le pasó algo parecido, lo que puedes hacer porque a él o ella le funcionó… en fin, los otros significativos de tu vida enriquecen tu vivencia y te ayudan a salir de ella con aprendizajes. (consejo: cuando elijas a alguien para que te acompañe a estar triste, asegúrate de no buscar a quien te dice “no llores”, probablemente no sabe lidiar con su propia emoción y lo más seguro es que sumarle la tuya sea abrumador para ambos).
Antes de terminar quiero confesarte mi manera muy personal de estar triste. Lo dudé mucho pero creo que puede ayudarte a generar ideas para aplicar en tu vida.
No siempre es igual, porque la tristeza no tiene la misma magnitud siempre pero puede implicar quedarme en pijama todo el día, a veces tomar un baño largo y dejar que el agua caliente caiga en mi espalda, acostarme en la cama viendo hacia el techo y dejar que mis lágrimas caigan, comer trufas de chocolate amargo viendo Grey’s Anatomy, escuchar canciones lentas que me invitan a sacar a pasear los mocos… y escribir. Escribo muchísimo, lo que se me ocurre, lo que siento, lo que pienso, lo que planeo hacer. Después (pero te hablo de una o dos semanas después) llamo a una de mis amigas para quedar en un café y le cuento mi triste historia. Así es como en 2 o 3 semanas dejo que mi tristeza sea mi maestra de vida.
Así que ahí está… full disclosure de mi parte. Ahora me encantaría que me compartieras: ¿tienes algún ritual que sigues cuando estás triste?
¿Qué otras cosas haces para aprender de la tristeza y no tratarla como una apestada?
Espero que la próxima vez que surja la tristeza en tu ser, sepas darle una mejor bienvenida.
Te mando besos