Hace unos años recibí una de las críticas más fuertes a mi manera de trabajar, y me costó mucho estrés y me quitó mucha paz mental. Le hablé a dos de mis mejores amigas para confirmar que no era una persona terrible y volví a fumar por esa tarde, después de años de no hacerlo.
¿Sabes qué me puso tan mal?
Que en medio de todas las acusaciones en esa crítica había UNA que era muy cierta, y que tocaba uno de mis valores centrales de vida. Bingo! (como diría mi amiga Jess) Eso era. No me dolía que me criticara, me dolía haber traicionado, aunque fuera temporalmente, uno de los ejes que yo había dicho que quería que rigiera mi vida.
Te quiero contar mi experiencia y cómo logré brincar el malestar para llega a la lección, espero que te sirva.
Las críticas no tienen que llevarte al filo del acantilado y hacerte creer que eres la peor persona que existe. Que puedas ver Verdad en una crítica dice muchísimo de tu capacidad de ver a través de la tormenta de basura en la que estás metida, y encontrar elementos valiosos y rescatables que te jalan hacia tu mejor versión.
No significa aceptar todo por lo que estás siendo señalada, significa un esfuerzo consciente de mente, cuerpo y alma para separar lo que es verdad de lo que sólo es frustración, enojo o coraje. Merecido o no merecido, pero es de la otra persona, y con las cajas de otros, no tienes nada que hacer.
Así que, espero que estos elementos te sirvan para cuando te llegue una de esas críticas de alguien importante para ti, que te llama a la integridad y a regresar al camino que tú dijiste que caminarías.
Me despido por hoy, te mando un beso enorme.