Tengo una anécdota para ti:
Hace unos 3 años estaba frente a mi terapeuta al borde del llanto, le contaba sobre un tema que me estaba dando vueltas y vueltas, para el que no veía solución y que ya me tenía muy cansada. Y las siguientes palabras salieron de mi boca: “ya hice todo lo que podía”. En ese momento, te lo prometo y lo digo con un poco de pena pero mucho orgullo de haber aprendido algo de esa situación, pude verme a mi misma tirando la toalla.
Que levante la mano quién ha tirado la toalla durante el último año… o durante el semestre, el mes que está terminando… o esta semana… sabes de qué hablo, ¿verdad?
Tirar la toalla:
1. tr. Dícese del momento en el que lo mandas todo al carajo sin importar cuánto tiempo, dinero, esfuerzo, sangre, sudor o lágrimas te ha costado llegar hasta el punto en el que te encuentras hoy, desechando todo por un momento de angustia o desesperación presente.
2. tr. Puede referirse a proyectos personales, relaciones de pareja, relaciones familiares, proyectos académicos o laborales, amistades, propósitos… o sueños.
¿Qué tenemos en nuestro ADN que cuando las cosas se ponen difíciles lo primero que pensamos es botarlo todo y salir corriendo por un Ben & Jerry’s de brownie? (o al menos es lo que me dan ganas de hacer a mi)
Tenemos un mecanismo de miedo que se activa cuando sentimos amenazado lo que queremos, lo que queremos empeñarnos en construir, lo que hemos soñado… Y como aún no lo tenemos sino que tenemos que trabajar por lograrlo; como no lo vemos tangible en nuestras manos, es muy fácil sentir que lo perdemos, ¡si ni siquiera lo hemos tenido, seguro no nos dolerá mucho perderlo!
No sé si has visto una de esas recopilaciones que hacen algunos internautas sobre las 32 fotos de los lugares abandonados más bonitos del mundo… si, bonitos y abandonados. Mira algunos:
Abandonar es una de las cosas que con más facilidad hacemos. Y lo hacemos porque pensamos que al dejarlo así, como parque de diversiones a medio construir, ya no nos dolerá, no nos causará problemas y lo olvidaremos. Y si, muchas veces así pasa. Pero…
Cuando lo que abandonas es parte de tus deseos mas profundos, deja un vacío difícil de llenar.
Veo las fotos de arriba y pienso ¿Te imaginas cuantas obras de teatro se pudieron llevar a cabo en ese teatro? ¿cuántas parejas pudieron reunirse si esa estación de tren siguiera funcionando? ¿cuántas familias se beneficiarían si pudieran trabajar en esa fábrica? Pero alguien tomó una decisión. La decisión de ya no hacer nada. Y todas esas posibilidades, obras de teatro, familias y parejas no tuvieron ese espacio para que formara parte de su historia.
Cuando estaba en el sillón de la oficina de mi psicóloga, cuando me escuché decir “ya no puedo hacer más”, me di cuenta de que ya no tenía sentido seguir haciendo cosas ¿para qué? ¿Para qué esforzarme si ya había hecho TODO lo que estaba en mis manos?
¿Te ha pasado? ¿Estás hart@ de hacer y hacer y hacer, pedalear, salir a tomar aire, volverte a sumergir, aventarte, atreverte, despertar con la mejor actitud, declarar que tu vida va a ser mejor y estar dispuest@ a poner de tu parte… y que no cambie nada? Tengo noticias…
Cuando tiras la toalla definitivamente, le pones una fecha de caducidad a tus sueños
Y la mayoría de las veces no hace falta. Tú mism@ te pones en una situación de “ya no quiero seguir”, de desesperación y de cansancio. Pero vamos a hacer una pausa. ¿encuentras la trampa aquí? Estoy poniendo al mismo nivel la desesperación y el cansancio… y no son lo mismo.
Aprende a diferenciar la necesidad de volver a tus raíces de la necesidad de tirar la toalla porque son dos sensaciones que piden de ti dos acciones muy diferentes.
El cansancio es algo que todos sentimos, se te acaba la pila, se agota la energía… estar cansado, o incluso agotado es algo humano! Es algo que te tienes que dar permiso de sentir: encerrarte todo el domingo con una cobija y dormir, ver la tele, pintar, grabarte cantando, pedir un día de vacaciones, acomodar tu closet, facebookear… lo que sea que te haga sentir descansad@ para volver a empezar.
La desesperación, por otro lado, tiene otro origen. ¿Habías notado que desesperación y des-esperanza tienen la misma raíz? Es porque, cuando te sientes desesperad@, ansios@, frustrad@… empiezas a perder la esperanza, y la esperanza es una de las virtudes que nos levantan de la cama todos los días, que nos impiden tirar la toalla, que nos empujan a seguir adelante. Sin esperanza los sueños y los proyectos pueden funcionar, pero como los coches que van con reserva de gasolina.
A esa esperanza constante, tienes que bañarla con un poco de humanidad: no siempre puedes tener la pila a tope, así que habrá días en los que quieras tirar la toalla… y está bien. De verdad, déjame repetirlo: está bien que haya días en los que dices “ya pido esquina”. Es humano, y tú eres de esos.
Aprende a relajarte, a descansar, a darte tiempo de “no hacer nada” y a disfrutar ese tiempo. ¿No te sientes a veces como el coyote persiguiendo al correcaminos? Si, es buena la determinación pero no seas intens@. Por favor, date un break.
¿Has oído que para atrás ni para tomar vuelo? Es mentira. No sé quién lo inventó pero tache.
Si necesitas ir hacia atrás para recordar quién eres, que amas, qué deseas… ¡ve atrás todo lo que necesites! Pero con el firme propósito de que tú no naciste para quedarte ahí, que sólo es una parada técnica para seguir avanzando, subiendo, caminando a donde tu mejor yo está esperando que lo descubras.
La desesperación puede venir también de algo que aunque pusiste toda tu alma en lograr, no salió como querías. Y está bien, el cuerpo cuando se agota necesita descanso… y el alma también. Si algo en lo que creías, alguien en quien confiabas, alguna situación que anhelabas que pasara no pasó, entonces te mereces un poco de tiempo para volver al ataque.
No significa que tus metas estén mal, que nunca o vas a conseguir, que debas buscar algo menos exigente, o que estés muy mens@ para lograr eso que te propusiste. Simplemente quiere decir que necesitas tiempo y espacio para volver a diseñar una estrategia que te acerque al logro de eso que deseas.
Aprende a preguntarle a tu cuerpo y a tu alma si necesitan ir un poco para atrás, tener perspectiva, replantear metas, armar un plan nuevo… o simplemente ver la big picture para echarte porras por lo bien que lo has hecho hasta ahora.
Volví a ver las imágenes de los lugares abandonados y quiero cerrar con eso: cuando algo muy grande está destinado a pasar, tú serás el instrumento para que pase.
No dejes que la sensación de cansancio te obligue a tirar la toalla cuando no era eso lo que querías.
No permitas que tus sueños tengan una fecha equivocada y tal vez inexistente de caducidad.
No confundas desesperación y abandono con cansancio y necesidad de reencontrarte.
Tengo 2 preguntas y 1 tarea para ti antes de irme que me gustaría que contestaras en los comentarios:
1. ¿Qué te dan ganas de hacer cuando quieres tirar la toalla? Ya te dije, a mi un Ben & Jerry’s de brownie, para luego deprimirme más porque conseguir ese sabor es como conseguir un boleto de U2 en México.
2. ¿Cómo sabes cuando estás cansad@ y cómo sabes cuando es hora de abandonar el barco? ¿Cómo te lo comunican tu cuerpo, tu alma, tu ser? ¿Identificas señales concretas?
3. Toma una hoja de papel y escribe las metas más importantes de tu vida para este año. Si quieres ir a buscar tu lista de propósitos, adelante. Elige 2 metas y pregúntate si te han hecho sentir cansad@ o desesperad@ en algún momento ¿qué puedes hacer para volver a llenarte de energía para retomarlas?
¡Cuéntame!
Te mando besos,
Lore