Comunidad querida,

Hoy es el último día en el que te invito al Laboratorio de Emociones Educadas, empezamos mañana con la clase “tu cuerpo, primera parada para la inteligencia emocional” que habla sobre cómo somos seres sintientes que piensan, la desconexión con el cuerpo y la importancia de interpretar sensaciones para traducir bien las emociones y cómo reconectar con el cuerpo como fuente de información emocional. 

Y el martes tendremos una práctica súper bonita y arraigado para abrir el corazón y el pecho y conectar con esa parte de tu cuerpo. 

Te recuerdo que este laboratorio gratuito es un experimento que abrimos para todas aquellas que estén pensando en unirse a la décima generación de Emociones Educadas, es un último empujón para que sepas y te convenzas de que esto es una gran decisión. 

Sólo ve a www.descubremasdeti.com/laboratorio, deja tu mail y nos vemos mañana.

Ahora, hablemos de empatía y su lado oculto, ¿va?

Una de las cualidades más importantes de la empatía es: cuando yo me pongo en tus zapatos sin secuestrar que tú eres el protagonista de tu situación, puedo tomar el papel que me corresponde y ayudar en lo que me compete. 

Sin sufrimiento gratis, de más, sin sacar de proporción lo que estás viviendo y sin vincularme contigo a través de tu dolor para que me necesites. 

La empatía sana tiene la gran capacidad de conectarnos a través de nuestras experiencias vitales y desde allí entender lo que estás viviendo. Ya sea lo que estás sufriendo o lo que estás gozando y poderme sintonizar contigo para ayudarte a frenar lo incómodo y a potenciar lo agradable.

Pero ¿qué pasa cuando la empatía se vuelve nociva? Lastima a todos los involucrados y a ti, a ti te cuesta muchísima salud mental. Te cuento hoy sobre 4 causas que he encontrado de que seamos tantas las que creemos que tenemos que dar y dar y dar aunque lastimemos a otros y a nosotras y algunas ideas para dejar de vincularnos desde ese lugar.