¿Cómo andas?
¿Ya viste que OTRA VEZ ya se va a acabar el mes y ya estamos a mitad de año?
Mis amigos, hermanos y otras amorosas personas que padecen mi “fiebre de Navidad a mediados de año” saben que a estas alturas de junio, suelo decir “ya quiero que sea Navidad” y.. taráaan… este año no ha sido así. Lo dije por ahí del lunes pero de inmediato pensé “¡no, todavía tengo muchas cosas que hacer antes de diciembre!” pero no con angustia sino con emoción. Y entonces la verdad cayó sobre mi como cuando se prende un foco encima de la cabeza del coyote: ya no quiero adelantarme.
Dejé de vivir en el “por favor que ya llegue ese día” para decir “qué maravilla vivir este momento”
Y tal vez suene muy “shalalalala” pero déjame contarte por qué es tan importante para mi…
Me acuerdo mucho que la primera vez que fui a Disney tenía tantas ganas de que llegara el día de irnos que tachaba los días en el calendario, y la noche anterior no pude dormir. (Como cuando iban a llegar los reyes o ahora de adulto cuando tienes una cita importante la mañana siguiente). Y pasaron los días de magia, volvimos y… llegó la depresión post-expectativas-altas. Estaba de malas, quería volver a repetir la experiencia, la espera, la adrenalina… mi calendario ya no tenía sentido y lo único que me quedaba era recordar, ver fotos pero ya no tenía la emoción que da esperar algo con mucha expectativa.
No se trata de vivir en el pasado
Muchas veces vivimos recordando, porque lo que pasó fue tan bueno que no queremos dejarlo ir,pero es un espejismo porque como bien dice José José, lo que un día fue no será. Y cuando buscamos a toda costa revivir esa vivencia, nos deja una nostalgia, malestar y frustración en vez de satisfacción, emoción y cosas bonitas.
Tampoco de vivir en el futuro
Pero no es lo único que hacemos, también estamos configurados para pensar en el futuro y en cómo será (como si realmente supiéramos), y este vicio viene de hace años, ¿quieres ver? A ver si te suena:
Cuando vamos en primaria, nos dicen “cuando vayas en secundaria…”
Cuando vamos en secundaria (lo logramos) nos dicen: “pero cuando vayas en prepa…”
Llegas a prepa y te siguen hablando de cómo será la vida cuando llegues a la Universidad
En la universidad te dicen que cuando trabajes las cosas no serán iguales.
Terrorismo.
Terrorismo psicológico.
Porque claro, tienes 10, 15, 18 años y quieren exigirte ser mejor, pero no nos damos cuenta de que la gente dice obviedades… claro que no será lo mismo, pero nosotros tampoco seremos los mismos! Nuestras habilidades, nuestro carácter y nuestra forma de afrontar la vida son radicalmente distintas durante la siguiente etapa de vida.
¿Por qué será que nuestros educadores creen que sólo podemos aprender teniendo como base el miedo?
Se trata de asumir el control
Pero antes de que hagas bilis, déjame decirte una cosa… ya no tienes ni 10 ni 15 ni 18… y te sigues tratando a ti de la misma manera. Con miedo, con sobre exigencia, diciéndote que si no lo consigues no serás nadie en la vida, que si no te exiges al máximo, no lo lograrás nunca, que más te vale poner todo lo que tienes para alcanzar tus metas porque si no tendrás una vida miserable que te merecerás… ¡Uff, qué bully eres contigo mism@!
¿Qué necesidad de amenazar?
Por qué no simplemente decir “tengo que dar mi mejor esfuerzo, tengo que hacer lo mejor que pueda, tengo que poner en riesgo todo lo que tengo” y ya… sin los apellidos malditos, enojados y bulles que solemos decirnos.
Vive en el presente
Uno de los principales problemas de mis clientes cuando llegan conmigo es precisamente que están atorados en el pasado o aterrorizados sobre el futuro, así que cuando trabajamos el programa de “Emociones educadas” hay muchas tareas que les dejo para aprender a vivir en el presente, déjame compartirte 3:
1
Observa, escucha, siente
Dedica unos minutos de tu día (o si estás muy ocupado, de tu fin de semana) para hacer una pausa a lo que sea que estés haciendo (puede ser hasta cuando tu acompañante va al baño) y “absorber” lo que está pasando: cómo estás sentada, quién está a tu alrededor, los olores, los sonidos, la música, el clima, los ojos de tu acompañante que volvió del baño… la vida no vendrá a decirte “este momento puede convertirse en algo espectacular”, tú tienes que encontrar esos momentos y sólo se logra manteniendo abiert@ a lo que pasa a tu alrededor.
2
Ama tu rutina
Si! Es totalmente falso que digan que la rutina mata, las rutinas nos mantienen en orden, nos dan claridad, sabemos que no tenemos que inventar algo nuevo todos los días a todas horas, lo que puede ser muy cansado es hacer lo mismo de la misma manera todos los días. Así que no satanices la rutina, sólo busca otros modos de cumplirla: nuevos caminos, nuevos acompañantes en el coche, despertarte antes para hacer ejercicios de respiración, yoga, correr… y si ya lo haces encuentra rutinas nuevas, que no sea lo mismo diario, come en otros lugares, o pide algo diferente para variar, come con personas diferentes, compra otras marcas de cereal… you name it. Sabes que puedes hacer más por tu rutina si quieres… la pregunta es ¿quieres?
3
Reorganiza tus ideas sobre el futuro.
No es un plan de ruta como ir en avión, tienes un destino al que quieres llegar (y al que estoy segura, si es bueno para tu crecimiento personal, llegarás) pero debes entender que el camino puede no ser como lo tenías planeado. Deja de querer controlarlo todo y empieza a disfrutar hasta de lo que no te salió como lo pensaste. Deja de tenerle miedo al futuro porque tal vez no lo logres… tal vez no lo logres a la primera, tal vez no te vaya tan bien en un tiempo, tal vez no sea tan fácil como pensabas, pero si tienes claro ese futuro que quieres y estás haciendo cosas para acercarte a él, no tendrías por qué no alcanzarlo
3 cosas, no difíciles, pero que si necesitan de un esfuerzo de tu voluntad. ¿Estás dispuest@ a hacerlos? ¿Cuál te llama más la atención? ¿Te acordaste de algún maestro que vivía en el futuro? Cuéntame qué 20s te caen de este post.
Te mando besos,