Me encanta la Navidad, todo el mood de olor a pino, lattes de avellana y frío en la piel me encanta. Y uno de esos merecidos días de vacaciones de invierno, te sientas frente a la tele a ver que hay y SIEMPRE tienes 2 opciones (que ya te sabes de memoria): “El Grinch” o “Home Alone” 1 y 2…

¡Qué fastidio! Exactamente esa misma sensación es la que me entra cuando pienso “qué rico, el sol, la playita, vacaciones… ¿y yo… en traje de baño?” Y no me sorprende saber que no soy la única. El 80% de la gente que te rodea (mujeres en su mayoría) también se sienten muy incómodas con esta situación.

Hoy te voy a dar la receta para elegir el mejor traje de baño para este verano y para cada momento en el que sientas que no te ves como quieres. ¿Lista?

1.Habla bien de tu cuerpo

Deja de decir que eres muy gorda, chaparra, chistosa, fea, deforme… en fin, con el cuerpo las ofensas van in crescendo sin que nos demos cuenta así que suple TODAS esas palabras por bonita, completa, sana, feliz, suficiente… deja de referirte a tu cuerpo como una prenda de ropa, o como una casa abandonada.

Si piensas eso, no importa qué te pongas encima, siempre te sentirás la mujer más fea del mundo.

2. Checa tus estándares

¿Quién te dijo cómo tienes que verte en la playa o en la alberca? ¿A quién quieres imitar? ¿Qué estás dispuesta a hacer, a sacrificar, a dejar en pausa con tal de verte de cierta manera? ¿Vas a dejar parte de ti abandonada o regañada para cumplir con una imagen? ¿Contra quién te estás comparando?

Normalmente sólo ves el cuerpazo de esa persona que está en la revista pero no sabes 1. Cuánto photoshop tiene en cima y 2. Su rutina completa (y qué tan sana es) para verse como se ve. Checa tus estándares y no quieras ser como nadie más, eso le hace mucho daño a tu automagen corporal.

3. Mide tu autoestima primero, no tu cintura

Hechos concretos que te hagan saber que vales, que tienes una palabra, una opinión y una imagen que por el simple hecho de existir se merecen respeto y consideración.

La primera pregunta que le tienes que hacer al espejo no es “me veo bien?” sino “¿me siento bien? “¿Soy feliz?” y “¿qué puedo hacer para ser más feliz? En el momento en el que dejas de darle tanta importancia a las miradas de las demás sobre ti (que te digo desde ahora, ellas se sienten igual que tú) y empiezas a darle importancia a lo que tú sientes, disfrutas más.

4. Usa mantras de confianza

Son palabras de poder, son afirmaciones que puedes decirte cuando te sientas con ganas de salir corriendo de regreso a casa, salir de tu cuarto de hotel con una burka sobre tu traje de baño o ponerte a llorar cuando no te sientes suficientemente bonita o con un “cuerpo de playa” digno de presumir.

Te comparto algunas que uso: “Soy suficiente”, “No quiero ser perfecta, quiero ser feliz” y “Gracias, cuerpo, por tanto” Inténtalo, crea las tuyas, cuando las repites tanto que te las empiezas a creer, haces magia.

5. Elige el traje de baño perfecto

Cuando estés frente a un aparador de trajes de baño no te preguntes ¿qué tipo de corte le queda a mi cuerpo?” De eso ya podrías hacer una maestría, entre tantas revistas que has leído durante toda tu adolescencia.

Pregúntate “¿qué tipo de traje de baño va mejor con lo que me gusta hacer mientras estoy en la playa? ¿con cuál puedo jugar volleyball, surfear, asolearme, jugar en la arena (inserta tu actividad favorita aquí) sin sentirme incómoda o más al pendiente de cómo me veo que de disfrutar la experiencia? ¿Qué telas, patrones y número de piezas reflejan mi personalidad? ¿Cómo puede esta prenda hablar por mi?

Esa, amiga guapa, es la mejor manera de elegir un buen traje de baño… pero fíjate cómo la pongo al final.

Porque el diseño, el corte, el estampado… no harán que te sientas feliz y cómoda por arte de magia, necesita tener como base todos los pasos anteriores.

Que tengas el mejor verano que has tenido hasta ahora, porque hoy aprendiste la mejor manera de elegir un traje de baño que te haga sentir segura, cómoda y feliz.

Te mando besos