Cuida lo que cuidas

El post de hoy está inspirado en hechos reales… reales de mi vida 🙂

Quiero contarte algo que pensé gracias a que me quedé sin coche (ahorraré los detalles, sólo te diré que choqué y estoy bien, sólo con dolor moral por haber sido descuidada). Resulta que cuando te quedas sin un recurso al que estás acostumbrado a utilizar todos los días de tu vida, te cambia la rutina y tienes que sacarte ases de la manga para cumplir con tus compromisos.

Pues eso me pasó. Mi día estaba perfectamente planeado, rutas trazadas para caminar lo menos necesario con mi bolsa, cosméticos y computadora inseparable… mi iPod listo y preparado para acompañarme en el camino del punto A al punto B y allá voy mundo! Me sentí como girl scout y aunque sólo tuve que caminar unas cuadras, había mucho sol, yo tenía muchas cosas encima y me estaba cansando… lo bueno es que ya iba a llegar.

Muy satisfecha de mi misma, llegué al punto B y toqué… y no había nadie que me abriera! Así que imagínate con 3 bolsas enormes como si fuera a mudarme, a la puerta, sin agua, sin haber desayunado, 12 del día, abril primaverezco a más no poder y yo… existiendo, cuidando mis cosas.

Por un momento pensé “bueno, descanso un poco” pero pasaban los minutos y yo iba teniendo más hambre, más sed, más cansancio… y 3 bolsas enormes. Así que decidí bajarlas al piso, ahora si, gitana segura. Siguieron pasando los minutos y el hambre se hizo más grande… pensé “nooo, ¿ir hasta la tienda de la esquina a comprar algo con todas mis bolsas?” “¿qué tal que me roban?” “ya me duele la espalda”“¿qué tal que se me cae algo?” “¡Qué cansancio!” Estaba enojada porque tenía calor y hambre, pero más porque tenía que quedarme en un lugar que no quería o cargar y cansarme más para ir por agua.

Me aguanté el hambre, me aguanté el sol… pero todos tenemos un límite y el mío fue después de 10 minutos. Volví a recoger todas mis cosas y fui a la tienda por una barra de all brean chocolate que no es mas que la fantasía de estar comiendo “sano” pero cómo me despertó… y fue entonces que se me ocurrió que de eso hablaría contigo hoy, se me ocurrió que eso es lo que nos pasa en la vida muchas veces, por mucho tiempo… meses o años.

Nos acostumbramos a vivir miserablemente, sin movernos por miedo o por cansancio o por mil razones no racionales donde decimos (y fíjate que estupidez): mas vale malo por conocido…” ¿neta? ¿prefieres aguantar algo o alguien malo nada más porque es lo que conoces? Si, la realidad es que lo más fácil es no hacer nada y quedarte en la misma situación nefasta, porque es mucho más fácil (y a veces hasta nos lo aplauden) aguantar que moverte de lugar… ¿qué necesidad tenía yo de estar aguantando el sol? ¿qué necesidad tienes tú de estar en un trabajo que te hace sentir miserable? ¿qué necesidad tienes de aguantar groserías y comparaciones irreales y absurdas de tus “amigas”? ¿qué necesidad de sentirte pésimo contigo? 

Para mí fue súper claro: en las bolsas de gitana que traía cargando había cosas caras, cosas que me han costado ganar, pensar, comprar… no podía dejarlas 5 minutos mientras iba a la tienda porque corría el riesgo de que ya no estuvieran… pero ¡qué ganas de abandonarlas y dejar de cargar kilos de cosas estorbosas!

A esta computadora desde la que te escribo hoy la amo porque me ayuda a eficientar todo lo que hago pero el martes la odié porque pesaba mucho!!

¿Te sueña familiar? ¿Hay en tu vida algo que amas pero odias

No siempre, no en todo… pero el amorodio es una señal clara e innegable de que algo no va bien en esa relación: con tu pareja, con tu cuerpo, con tus pensamientos, con tus emociones, con la comida, con la familia, con el trabajo, con los amigos… todos pueden estar con mucha facilidad en cualquiera de los dos extremos del camino.

Te invito a pensar:

¿Qué es lo que cuidas tú en tu vida?

¿Qué tanto te pesa o que tanto te ayuda?

 

Cuéntame qué 20s te caen esta semana en los comentarios de abajo o enlorena@educacionemocionaldescubre.com

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