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Te quiero enseñar una rebanada gorda del pastel de las relaciones nutritivas que normalmente no vemos y eso nos lleva a cometer errores de juicio y de manera inconsciente cierra la puerta a una vida más plena, más acompañada y más honesta.

Esa rebanada gorda del pastel se llama… dejarte acompañar. 

Dejarte acompañar no se trata de hacerte la víctima, no se trata de ser débil, ni de llorar por los rincones como la muñeca fea. Y sin embargo, cuando yo te digo “déjate ver, déjate acompañar”, es altamente probable que esas sean las imágenes e ideas que te lleguen a la mente.

Pero es un poquito más complejo de lo que suena, déjame de cuento una historia que inspiró este tema.

Te deseo una Lucía en tu vida, porque todas deberíamos tener una persona, no que nos salve ni que nos sane, pero que nos devuelva a la luz para ver mejor la herida y para que nos diga “si está feo, ¿qué quieres que hagamos con esto?”

Y si tienes alguna historia que compartir sobre el dejarte acompañar desde la intención y la presencia, dejala abajo en los comentarios

Me despido por hoy, te mando un beso enorme.

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