Esa fue Magda Piñeiro, gorda, igual que yo e igual que muchas de las que están escuchando. Me hace muy feliz que exista este movimiento antigordofóbico. Gracias Magda por empezar a hablar de esto hace 10 años. 

Este movimiento no es un permiso para existir, una disculpa por la ofensa de ser gordas, una promesa a que le vamos a echar ganas para modificar nuestro cuerpo y entrar en los estándares. 

No necesitamos el permiso, nuestro cuerpo no le debe una disculpa a nadie y no necesitamos caer en las métricas de ningún sistema para merecernos vivir y ser tratadas con dignidad. La antigordofobia es un movimiento por los derechos humanos fundamentales, te invito a sumarte.

Te invito a seguir a Magda y a profundizar en la filosofía, la base de las opresiones sistémicas que nos hacen tanto daño. No es un tema de ser positivas con nuestro cuerpo y concentrarnos en la autoestima. Esta causa no es individual, aunque nos lastima a cada una en sus cuerpos, es colectiva, es política, y es tuya si quieres construir más visibilidad de la diversidad y equidad en el mundo.

Voy a parar aquí, porque podría decir mucho más, porque este tema me atraviesa por completo pero te dejo asimilarlo y como siempre, dialoguemos, siempre que sea desde un espacio de iguales, que estamos aprendiendo y descubriendo cosas dolorosas y que nos exigen romper con la inercia de pensamiento y reacciones de años, para traernos al presente y cambiar los sistemas que nos hacen daño a todas, todos y todes.

Gracias Magda por existir, por tu trabajo y tu brillantez extrema. Soy tu fan eterna.

Y gracias a ti, tribu adorada, por acompañarme hoy. Te valoro y quiero profundamente.

Un beso!