Nuestras heridas de la infancia son reacciones que tenemos hoy, que no son nutritivas ni adaptativas pero como tienen tanto tiempo con nosotras, las hacemos sin pensar, sin filtrar y casi siempre sin darnos cuenta.
Aprendimos hace años a guardar silencio, a darle la razón a otra persona, a discutir hasta el hartazgo y la necedad, o a fugarnos del evento incómodo en cuestión. Todas estas son reacciones de nuestro sistema nervioso frente al estrés. Reaccionamos así desde que somos muy chiquitas y dependiendo lo que cada casa y familia fomente más, es en lo que nos volvemos practicantes expertas.
Hoy te cuento sobre la clasificación de Lise Bourbeau, algunas de las me acordé al grabar este capítulo, y cómo se manifiestan en tu vida.
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