Nuestra cultura nos invita (y a veces exige) que permitamos y busquemos ciertas emociones (las brillantes) y castiguemos, avergoncemos y escondamos otras (las “oscuras”). Y ese es el origen de mucho de nuestro sufrimiento.
Esa es una de las razones por las que me dedico a la educación emocional, porque dejar te etiquetar y pelear con TODAS tus emociones es lo mínimo necesario para desaprender el mensaje neurótico de: “Tú sólo siente lo bonito, lo otro estorba”.
En esta clase hablaremos de emociones que “no deberíamos” estar sintiendo, cómo abrazarlas a pesar de que se siente raro y cómo aprender a descifrar su verdadero mensaje.
Si tú como yo quieres parar esta ola enorme de negación de tu vida emocional para empezar a vivirla y disfrutarla, apúntate!
¡Te veo allí!