Hace unos años estaba dirigiendo unas clases de Desarrollo de Inteligencia a través del arte para toda la primaria. La imagen mostraba a un niño respondiendo un examen y a otro copiando la respuesta de su pizarra (si, pizarra. Así de antigua era la imagen).
Nuestra conversación viajó entre temas diversos: la escuela, el estudio, las amistades… e inevitablemente llegamos a preguntarnos qué se siente cuando un amigo te copia.
Enojo, dijeron casi todos los grupos.
Y, ¿qué te dan ganas de hacer cuando estás muy enojada/o? – pregunté inocentemente.
Las criaturas de primero de primaria dieron respuestas viscerales como jalar el pelo, romperle la hoja o copiarle también en el siguiente examen (no la más inteligente pero al menos con una sensación de justicia incipiente).
Con las de segundo, todo fue diferente. Las respuestas vararon entre: respiro y me calmo, escondo la hoja, o la acuso con la miss.
En un año, las niñas viscerales se habían convertido en “racionales”. Bien hecho, proceso de socialización.
Que se nos informen conductas esperadas y se nos den alternativas a lo visceral es maravilloso, una gran idea. Pero nadie nos habla nunca de lo que el enojo nos está diciendo y de cómo responderle.
¡Y estamos hablando de criaturas de 6 años!
Como los que teníamos tú y yo cuando se nos atrofió el sistema de enojo porque alguien nos dijo que “las niñas bonitas no se enojan” o el confuso “no pegues, pero defiéndete”.
El enojo es una emoción protectora. Un perro guardián. Y si no la entrenas, ladrará y ladrará poniéndote de malas pero nunca entenderás de qué te está alertando.
Si siempre te han dicho cosas horribles acerca de ese perro, evitarás estar cerca de él, si te mira fijamente te darán nervios y buscarás a como de lugar jamás tener que toparte con sus colmillos.
El plot twist aquí es que ese perro es un regalo único para ti que está entrenado para protegerte. Y si no sabes interpretar que te está cuidando de los riesgos que percibe, asumirás que te está atacando.
Quiero invitarte a reconocer la importancia del enojo auténtico en tu vida, a recuperar las raíces evolutivas del enojo, sus funciones y la manera sana y justa de reaccionar para recuperar tus límites, validar tus necesidades y comunicarte de las formas más constructivas posibles gracias al enojo y no a pesar de él.
Vente a esta clase práctica de 2 horas y media para encontrar tu Enojo Auténtico, aprender a escuchar sus mensajes y reconocer los riesgos reales que amenazan tu plenitud para poder actuar en consecuencia y con integridad.
Tenemos dos opciones de horario para que asistas en vivo. Y si, tendrás acceso a la grabación después.
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