Hello, tribu de mi corazón!
Fíjate que Cass, mi amada y adorada Cass me mandó hace un par de meses una canción que se llama “Healing is not my purpose” (sanar no es mi propósito) y la recibí con mucho amor, absorbiendo la energía de la intención con la que me la mandó pero en realidad no la escuché sino hasta la semana pasada.
Qué poderosa afirmación, y qué poderosa canción.
Si no estamos sanando todo el tiempo, ¿te imaginas la cantidad de tiempo que nos quedaría libre? Y, siguiendo con el hilo de mi mail anterior… ¿te has puesto a pensar cómo hemos convertido el “sanar” en OTRA sala de espera de la felicidad?
Tenemos al martirio, a la incondicional y la buena por un lado…
Y tenemos a la activa, que se pone la pilas y sana todas sus heridas…
Y SÓLO ENTONCES… puede darse el lujo de aspirar a construir su felicidad.
Suena rebuscado. Muchos verbos. Darse el lujo. Aspirar. Construir.
O sea que ni siquiera es garantía.
Ni siquiera es “orale va, me parto el alma y me desangro para revitalizarme y entonces seré feliz?”
No – dice la burocracia de la felicidad – una vez terminado ese trámite le damos un pase para que inicie su proceso de planear, diseñar y construir su felicidad.
Claro que cuando llegamos a ese punto ya estamos cansadas.
Pos oye, tienesu dificultad eso de integrar a la niña interna, humanizar a los padres, perdonar a los abusadores (conscientes o inconscientes) y ser, como dice el buen Caloncho… polvo cósmico tratando de entender el tiempo.
O seaaaa… pésima inversión.
De tiempo, de ilusión, y sobre todo… de energía.
La energía, mi chula… es esa gran olvidada cuando hacemos el recuento de nuestros recursos para sanar, para integrar, para reconstruirnos.
En estas últimas semanas en que la vida me ha dado una arrastrada sabrosa, me he dado cuenta de que sobre-estimo mi capacidad para ponerme de pie, para reinventarme, para poner la mejor actitud y la mejor cara ante los madrazos de la vida.
Sobre-estimo mi energía, y eso se ve un poco así:
Claro que me voy a arriesgar porque si me caigo 10 veces, 11 me levanto.
Soy la reina de la oscuridad y las circunstancias difíciles, puedo con ellas así que… que vengan, aquí las espero.
Me aviento aunque hay una parte de mi que no duda, porque ¿qué es la vida sino aquello a lo que nos atrevemos?
Todo es curriculum! Si no sale, no sale. Pero mientras disfrutaré y aprenderé… ya si hay platos rotos que recoger, los recojo…
¿Tú también?
¡Es que son frases y pensamientos súper seductores!
Tanto que, ahorita los escribía y pensaba “¿y qué está mal con eso?”, y luego respiro dos veces, consulto con mi alma y ella me dice “el agotamiento crónico que tienes, ¿recuerdas?”
Ah… si… – suspiro – es verdad.
A veces lo olvido por unos minutos, porque estoy muy acostumbrada a reinventarme, rediseñarme y elegir nuevas rutas cada que hace falta.
Y así… racionalizando todo el tiempo decisiones que ponen en riesgo mi energía y junto con ella, mi autoconfianza para reconstruirme si algo sale “mal”.
En el mail anterior te hablé sobre la trampa de Soltar. Esta es la trampa de Rediseñarte: sobreestimar tu capacidad para rediseñarte sin considerar tu energía y sin cambiar nada de raíz. Sin considerar el periodo de incubación y sabiduría necesario para reinventarte.
En “Soltar para Rediseñarte” vamos a tener muy presente el componente energético de tu plan de acción, de esa ruta que diseñes para permitirle a tu “yo actual” desarrollarse con libertad y autenticidad.
Y también le daremos su lugar en la mesa a ese periodo de incubación necesario para que te muevas hacia donde tu alma te indica, no hacia donde “puedes”. porque chula, las chingonas, racionalizadoras, reinas de los momentos difíciles… podemos movernos hacia MUCHOS lados que no necesariamente son nuestro destino.
En otras palabras… que puedas no significa que debas hacerlo.
Significa que no todo lo que está en tus manos y posibilidades, es una ruta que tu alma quiere invitarte a recorrer. Y si le das suficiente tiempo y espacio, ella, tu alma sabia y poderosa, única e irrepetible, te dirá EXACTAMENTE la ruta más íntegra, disfrutable y placentera.
Con paciencia, con disciplina espiritual (esa que requerimos para escuchar profundamente al alma) y con mucha confianza en que Ella sabe… así es como nos rediseñamos desde el amor y la lealtad a nosotras mismas.
Eso deseo para ti y en eso vamos a trabajar el sábado 18 de noviembre, en la porción de “Rediseñarte”: confianza, lealtad y disciplina para escuchar profundamente la voz de tu alma para que te indique la ruta correcta para avanzar hacia TU felicidad.
¡Ay ya me emocioné otra vez!
Vamos a hacer de esa mañana de trabajo juntas una experiencia bien padre y transformadora ¿te vienes?